Se trata de un árbol caducifolio de la familia de las rosáceas que puede llegar a alcanzar los 12 metros de altura pero en cultivo es mucho más bajo, a menudo menos de dos metros para facilitar su cultivo y especialmente la recolección del fruto. En estado natural (sin podar) presenta la copa redondeada o abierta con numerosas ramas casi horizontales. Las hojas son de forma ovada, dentadas en los bordes y de color glauco con el reverso de la hoja pubescente.